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viernes, setiembre 15, 2006

El último pío al son del reggaetón.

El perreo chacalonero sin duda ha creado un nuevo sistema de gileo a las féminas. Antes, en mis épocas, todo era muy distinto.

Existía algo que se llamaba la "tela de la impunidad", que era aquella cosa invisible que separaba todas las fiestas en dos bandos antagónicos. Las mujeres iban en grupos de a cinco, siempre moviéndose en círculos, cuchicheando en no se que idioma inintengible, al unísono de las risas coquetas y las miradas furtivas.

Mientras tanto, los hombres, bien puestos en nuestro papel de hombres machos cabríos - aunque muchos no gozábamos del privilegio del bozo afeitado - y las mirábamos, haciéndoles señas o saludos y actuando como pingüinos: empujando al más cojinova hacia el grupo de las féminas a ver si lo destrozaban o si no.

En el momento del baile era todo algo sublime: la música lenta, rítmica, a dos metros de distancia (lo único malo), mientras que ambos se movían al son de ella. Ellas miraba a sus amigas bailar mientras que los machos se reían de las pavadas (llámese movimientos audaces del innato bailarín del grupo) de los otros. Después del baile, ya habiéndose roto el tremendo témpano que se había formado, ya los grupos se integraban. Cinco o siete danzas después, esa "tela" ya se había esfumado. La amistad y los posibles prospectos ya habían nacido.

Esto sucedía en el colegio mixto donde antes estudiaba, antes de volver a la Lima más cagona del mundo.

Inclusive, luego me vine a enterar, que este mismo proceso se había dado entre mis compañeros de mi promoción. Igual existían los mismos caracteres, las mismas disposiciones sociales... en fin. Las chicas, en todos lados, al parecer eran iguales.

En mi estúpida mente pensé que esto no habría cambiado cuando, luego de tres años sin ir a ningún evento festivo (por motivos laborales o de severa flojeritis) , fuí a la reunión de los quince años de la hermana menor de uno de mis más entrañables patas de la universidad.

Fui con todas las expectativas de encontrarme con lo mismo de antes. Total, iban gente de mi generación que, aunque emparejada, habían pasado por el mismo proceso. Yo andaba sin enamorada presente, porque en esos tiempos ella estaba en Japón en su tour mundial. (No es que ella sea modelo, es que todos los años le sale un viaje a algún lugar donde se haya realizado un mundial) Las ganas de bailar me recorrían el cuerpo.

Al ver la caras de los chibolos de entre 13 y 15 me dio risa. Con el bozo delgado y sin afeitar, bien a la corvina, con un terno que les bailaba y siempre en los mismos grupos. Las niñas, con el cuerpo en pleno desarrollo, maquilladas según lo que disponía la revista "Tu", tratando de ocultar los barritos que le salieron en la mañana y con el vestido bien escotado ... ¿qué habrán querido mostrar, que no se les notaba?

"Bueno - pensé - así hemos sido todos".

Pasada la ceremonia, en el cual mi pata hizo de chambelán, nos sentamos a esperar el combo y el respectivo baile. Yo, como siempre, intento pensar bien de las personas, pensé que, como es una ocasión que se vive una sola vez, pasarían un poco de música decente. Osea, CERO REGGAETÓN. ¿Se nota la bilis con la que lo escribo?

Mis oídos se reventaron cuando escuché: "Reviéntale el buche, ¡TOMA!" y me quise quedar ciego cuando vi a todos los chibolitos en pleno "punteo pendular".

¿Qué diántres es el "punteo pendular"?

Según el Diccionario Oficial de mi cabeza:

Punteo pendular: s. Llámese al paso de baile en el cual el macho se situa detrás de la hembra, le hace una llave de sujetación cavernícola a la altura de la cintura, junta la pelvis prepúber con las endebles nalgas de la hembra y oscilan de izquierda a derecha al son de sonidos pre-tribales, causando la sensación de placer. Sinónimo: "Follar con ropa"

¡Pasumacho!

Y más aún con esa canción. ¿Reviéntale el buche? ¿Destrózale el hígado? ¿Rómpele la molleja?

¿Qué es eso? ¿La flaca es un pollo? ¿Los boricuas tienen un fetiche con las aves de corral? ¡Pucha, deben tener un orgasmo cuando comen un pollito a la brasa!

¡Qué feo debe ser ese último pío!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué tiene de malo el regueton?

Solo porque el Lima el raeggeton es asociado a a las clases "bajas" limeñas, con gente ignorante en cuanto a sexualidad, a gente "inundada de complejos"...

Solo porque el regueton se baila en el Peru en "antros del mal vivir" donde la cuota se asemeja al pasaje escolar.

Porque la gente que lo escucha solo piensa en sexo y tiene un oido peeeeeesimo (peor que de artillero).


Lo siento.
Yo escucho Bach y bailo regueton.

Y no digo que sea arte. Pero tampoco digo que sea una maravillosa esa pseudo-copulacion pseudo-discreta donde las chicas sudan y los chicos pierden los papeles.

Hay maneras y maneras de bailar, de interpretar.
Ese baile es el baile "limeño" o "peruano".
Y el regueton es una escusa para hablar de complejos y de liberaciones fortuitas, ausentes.

Una vez bailé con un compatriota mio en el Osos bar y se "emociono" bastante y me empezo a decir cochinadas. Yo solo estaba bailando: sexy claro pero nada vulgar (y por si acaso estoy con alguien desde hace 5 años y vivo con él desde hace 2 y tengo 21 años,no 40). Entonces de quién es el problema? Del regueton o de nuestra interpretacion peruano-sexual de lo que es el regueton?

El problema es que en el Peru lo de los "pobres" es siempre feo, anicuado grotesco. Seguimos teniendo esa jerarquia tan absurda de los gustos (osea el dime quien eres y te diré qué escuchas).

Yo pensaba, antes, que uno podia ser "mente abierta" y demarcar su personalidad criticando lo vulgar lo pobreton lo no-in si entiendes lo que quiero decir : la tecnocumbia, el regueton, la pitucada, la morboseria, el sexo desbordante, el catolicismo ferviente o super-relax...


Ahora creo que uno no puede ser mente abierta si le falta la primera cualidad: la tolerancia.

Anónimo dijo...

Lamentablemente, alguien tiene que escribir que escucha Bach y también baila reggaeton... yo no escucho bach, que puede ser sinónimo de cultura musical...

Pero creo que esta discusión sobre reggaeton ya se remonta a muchos años atrás (2002), cuando fuimos testigos de la aparición de una nota periodística en la que una adolescente bailaba con un joven la canción gata celosa (después descucbrí que se llamaba así, pues el título de la nota era algo como histeria juvenial a ritmo de perreo).

Lamentablemente, aquellos jóvenes provenían de un sector económico pseudo bajo, menciono la palabra pseudo porque Los Olivos dista mucho de ser pobre, ya qeu gracias al flujo comercial de bienes y servicios se ha convertido en un distrito económicamente adinerado. Continuo.

Estos jóvenes, en una discoteca, al compás de perreo papi perreo, duro duro duro, indirectamente nos dieron a conocer que el tiempo de tapar, esconder o maquillar el deseo sexual estaba cambiando.

Yo conocí a mi actual enamorado y padre mi hijo bailando reggaeton, bien pegaditos y haciendo el paso del punteo pendular.

Esta es la primera y resumida parte de un análisis sobre este género en la sociedad limeña. Cuál es el papel del reggeton. ¿Forma parte de los cambios en la industria mediática?